Construcción y clima: hacia un hormigón que capture carbono

Compilado y resumido de varias fuentes y detectado en https://www.bbc.com/reel/video/p0lrh8pc/building-s-hard-problem-can-concrete-go-green-

En la carrera por frenar el cambio climático, un actor clave se vuelve cada vez más visible: el cemento. Este material, que sostiene nuestras ciudades e infraestructuras, representa cerca del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Cada año, la humanidad produce más de 40.000 millones de toneladas de hormigón, una cifra que pone en evidencia tanto su relevancia como su impacto ambiental. Frente a este escenario, diversas startups están reimaginando la forma de construir, transformando al hormigón en parte de la solución.

Una de ellas es Paebbl https://paebbl.com/ , una empresa con sede en Róterdam que propone una solución innovadora basada en un proceso llamado mineralización acelerada. Esta técnica replica una reacción natural por la cual el CO₂ se transforma en roca, pero lo hace millones de veces más rápido. Paebbl combina dióxido de carbono capturado directamente del aire con roca de olivino ( * )producir un material cementicio que puede utilizarse como aditivo en la fabricación de hormigón.

(*)El olivino, silicato de hierro y magnesio presente en rocas ígneas y metamórficas, gana interés por su uso en tecnologías de captura de carbono. Existen yacimientos en Egipto, Canarias, China, Pakistán, Sudáfrica, Australia, EE.UU., Rusia e Irlanda, Brasil y Argentina (Chubut) .

Este nuevo componente no solo evita emisiones, sino que también las revierte: cada tonelada del material producido por Paebbl puede almacenar hasta 300 kg de CO₂. Además, reemplaza parte del clínker —el insumo más contaminante del cemento tradicional—, reduciendo así la huella de carbono hasta en un 70%, según Andreas Saari, codirector ejecutivo de la empresa. El proceso, además, no requiere altas temperaturas, lo que disminuye el uso de combustibles fósiles y permite recuperar calor residual como fuente de energía.

Actualmente, la planta piloto de Paebbl produce entre 200 y 300 kg de material por día, mientras avanza en la construcción de una planta de demostración.
Su objetivo es contar con tres instalaciones comerciales a gran escala en Europa y Norteamérica para 2030.
Su visión es clara: convertir la infraestructura de la sociedad en un sumidero de carbono permanente.
Otra compañía que apunta en esta dirección es CarbonCure https://www.carboncure.com/ , que trabaja con una metodología distinta pero complementaria: inyecta CO₂ en el hormigón fresco durante la mezcla. El gas se mineraliza rápidamente y queda atrapado en forma sólida dentro del material. Aunque la reducción de emisiones por este método es menor (entre 3% y 5%), ya se ha aplicado en cientos de proyectos, logrando evitar la liberación de aproximadamente 450.000 toneladas métricas de dióxido de carbono.

El desafío ahora está en ampliar el uso de estos nuevos materiales. Las normativas tradicionales de construcción, muchas veces prescriptivas, deben actualizarse para permitir la adopción de tecnologías más sostenibles. En Estados Unidos, iniciativas como la Federal Buy Clean promueven la compra pública de materiales con baja huella de carbono, lo que podría acelerar la adopción comercial. Aunque aún se consideran soluciones “puente”, estas tecnologías representan un cambio de paradigma: construir no solo sin contaminar, sino capturando carbono. En un mundo que busca formas urgentes y permanentes de almacenar CO₂, el hormigón podría convertirse en algo más que un soporte estructural: en un aliado climático.

Recomendada vision de https://www.bbc.com/reel/video/p0lrh8pc/building-s-hard-problem-can-concrete-go-green-

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